La leche es necesaria en cada una de las etapas de nuestra vida, sobre todo en la lactancia, el crecimiento y la menopausia, aunque también la debe consumir la población de edad avanzada. Se recomienda consumir de dos a cuatro raciones de lácteos al día, según la edad y situación fisiológica de cada individuo; por ejemplo el embarazo o como se mencionó con anterioridad, la lactancia. Entre la población adulta se aconseja el consumo de productos desnatados o semidescremados por su menor contenido de calorías, ácidos grasos saturados y colesterol, recomendación particularmente indicada en situación con sobrepeso, obesidad y problemas cardiovasculares.